En el Reino Unido existe un pueblo llamado Lavenham, en Suffolk, ubicado al noroeste de Londres, a solo 70 kilómetros de la capital y no es un lugar común. Aunque sus calles son pequeñas, gran parte de sus casas tienen un entramado de madera y sus fachadas están pintadas con colores vivos, pero estas están torcidas y a simple vista pareciera que estuvieran apoyándose entre sí para no caerse.
Pero, ¿por qué son así las viviendas? Para dar respuesta a este interrogante debemos conocer algo de la historia Lavenham, este es un pueblo medieval que fue fundado gracias al comercio de lana en la región.
Hacia finales del siglo XV y principios del XVI, este pueblo fue uno de los más ricos de Inglaterra, hasta el punto que sus habitantes tenían que pagar más impuestos de los que se pagaban en Nueva York.
Sin duda debido a la prosperidad y riqueza de las personas que habitaban en el lugar, la comunidad decidió construir la lujosa iglesia de San Pedro que se encuentra en una colina y que tiene una impresionante torre de 43 metros de alto, siendo la más alta de una iglesia de Gran Bretaña.
La historia de los ancestros cuenta que un día el rey de Inglaterra Enrique VII visitó la ciudad en el año de 1487 y que tuvo que mutar a algunas familias del pueblo debido a que mostraban demasiada riqueza.
La buena época de Lavenham no duró mucho, tiempo después cuando los refugiados holandeses se asentaron en la población de Colchester a 90 kilómetros al nordeste de Londres, iniciaron a la producción de tela más barata y más ligera, lo que llevó a la industria textil de Lavenham se fuera a la quiebra, lo que llevó a que gran parte de las familias que vivían en el lugar no reconstruyeron sus viviendas y se quedaron como ahora están
La razón de las casas torcidas
Debido a que en el pueblo hubo mucha riqueza, su crecimiento fue rápido. Por esto mismo, muchas de las viviendas se construyeron de forma apresurada, hasta el punto que para las vigas de las edificaciones se utilizó madera que aún estaba verde y cuando este material se seca, se va acomodando y doblándose en ángulos inesperados, lo que provocó que las casas se torcieran.
Fuente: MetroCuadrado